Pinguinos 2013 en una Honda CBF 250

Después de unos días ya puedo escribir sobre ello. Se me ha quitado el frío y lo he interiorizado. Ha sido mi segunda edición de Pingüinos y la 32 de su historia. Además ha sido un reto: he ido en una flamante Honda CBF 250. Una moto con la mínima cilindrada para el carnet A2. Y no es jactancia pero para hacer kilómetros a un ritmo tan concreto te tiene que gustar. He dicho que ya se me ha quitado el frío pero hay que decirlo todo y es que el año pasado hizo bastante más frío. La experiencia es un grado y aunque he ido mejor pertrechado el termómetro no engaña. Hubo lluvia pero no nieve y hielo. Sin embargo los que volvieron el domingo por la tarde sí que se encontraron con aguanieve.

Honda CBF250 PINGUINOS

¿Cómo ir a Pinguinos?

Antes de hacer un viaje como Pingüinos uno siempre investiga y pregunta a los perros viejos. De los que han ido, porque hay muchos que las concentraciones no les van o sólo son motoci(ty)clistas. Son de otra raza. Y no me importa que se molesten. A los que les  gusta montar en moto de verdad no les importa hacer kilómetros. Pero volviendo al tema, tras las pesquisas sólo sacas en limpio dos cosas: que todo lo que te lleves de abrigo no te va a sobrar y que no sabrás lo que es Pingüinos hasta que no vayas. Esta edición yo he ido y he vuelto el sábado. Como la anterior. Tengo pendiente ir y quedarme de acampada en Puente Duero pero estos dos últimos años no ha podido ser. Todo llegará.

Prepárate para Pingüinos

Hay dos elementos: la moto y tú mismo. La Honda CBF 250 es revisada a fondo una semana antes para que no me pille el toro.(Iba a decir, “para que no te pille el Pingüino” pero no corren mucho)

Que no te pille el toro

Que no te pille el toro, digo el Pinguino 🙂

Ruedas con buen dibujo, frenos, luces… Una de las ventajas de las motos es que se pueden inspeccionar con detalle casi de un vistazo. Hay que ver todo para evitar los sustos evitables. Apunta: los imprevistos se minimizan con previsión. En el reto que nos ocupa se ha había cambiado recientemente el kit de transmisión y las ruedas tenían menos de 4000 kilómetros. El motor de la Honda CBF 250 es muy robusto. Respecto a mí mismo puedo decir que como rookie estaba emocionado por esta segunda edición a la que iba acudir. Además había conseguido liar a mi novia. Quería que conociese de primera mano el ambiente motero de la concentración invernal más famosa del mundo. Apuntar que hasta Valladolid ella fue en coche. Las prestaciones de la Honda con pasajero se reducen demasiado en ruta. Respecto a mi equipo, tenía la experiencia del año pasado en la que forrado como una cebolla no pasé frío. Soy caluroso y este año fui más comedido.

A Pinguinos en una moto de 250 cc

Quizás la pregunta que os hacéis es ¿cómo se te ocurre ir en una moto de 250 centímetros cúbicos? El misterio no lo es tanto, pura pasión. Todo el que tenga el A2 puede hacerlo. Y es muy buena elección por su dureza, fiabilidad y un diseño clásico que no pasa de moda. Con sólo un cilindro no pasarás de 140 en las bajadas escondido detrás del exiguo cuadro de mandos. Pero para aprender a pilotar una moto es suficiente. Y apunto que una de las mejores por su posición. Y ojo, tiene sus ventajas. en carretera no me caen multas por pasar el límite de velocidad.

El viaje a Pinguinos

El sábado comenzó con el desayuno de los campeones, con Cola Cao como mi admirado Pedrosa. Esta vez no tuve, como el año pasado, que asegurar el equipaje. Ir con coche de apoyo tiene sus ventajas. A las 9:30 estábamos en marcha. Salir mucho antes no lo recomiendo pues puedes encontrarte con hielo en algunas zonas. Poco más de dos horas después estábamos en Valladolid. Fuimos por Segovia, una delicia a pesar de que ir por autopista en moto es sinónimo de monotonía. El viaje salvo un par de chaparrones, sin incidentes. A mi velocidad de crucero de 120 km/h me adelantaban todas las motos. Pero no me quejo esto es un reto. Rumbo a Pinguinos con la mínima expresión de moto «grande».

El acertado cartel de este año

El acertado cartel de este año

Lo mejor del viaje a Pinguinos

De las cosas que más disfruto es parar y llenar el depósito. Las gasolineras están llenas de motos. Sólo algún camión despistado te recuerda que existen vehículos de cuatro ruedas. Te paras estiras las piernas, “cambiarle el agua al canario”, observas las monturas de tus compañeros, comentas el tiempo… Los motoristas siempre estamos dispuestos a hablar. Pasa como con los montañeros, siempre que se encuentran hay un saludo cordial. Entre conductores de coches si alguien te hace una pregunta es porque se ha perdido o tiene un problema. Y eso es así.

El desfile de banderas de Pinguinos

Llegamos a Valladolid justo para dejemos el coche a las afueras, y mi novia se suba de paquete. Seguidamente nos incorporamos a la procesión de motos que ya salía de Puente Duero hacia Valladolid. Fue gracioso ver la cara de sorpresa de mi chica en el retrovisor y oírla decir que creía que el desfile de motos era para los “pros”. Nada más lejos, lleves el modelo de moto que lleves puedes unirte al desfile de banderas. Las calles se llegan de gente que sonríe a nuestro paso, los niños extienden sus manitas para chocarlas. Pitos y banderas se entremezclan en una algarabía festiva que huele gasolina sin plomo. Algunos aceleran hasta el corte de inyección. La comitiva es larga -más de 15.000 según la organización- motoristas y espectadores disfrutan a partes iguales.

El campamento de Pinguinos: Puente Duero.

Después toca comida en Puente Duero. Una vez dentro del pinar, alrededor del escenario se sitúan los chiringuitos donde venden asado, panceta, perritos deliciosos, e incluso había un stand de caipiriñas. Se come rico y a buen precio. Los servicios estaban en buenas condiciones. Y siempre es interesante darte una vuelta por las tiendas. Encuentras todo tipo de cosas. Desde bolsitas con un material químico que aseguran, calientan los  guantes durante 10 horas hasta cascos con cuernos vikingos. Los chicos de Motociclismo te atendían encantados en su stand y te daban alguna revista. Son unos de los patrocinadores más importantes. Impresionante también el de Metzeler con un taller en el que cambiaban las ruedas a motos de cuatro en cuatro. Después de comer y dar unas vueltas nos fuimos a Valladolid a ver el espectáculo de stunts. Nunca me han llamado la atención las acrobacias a lomos de una moto pero mi sana curiosidad (por algo estudié periodismo) me permitió valorar. Quedas a dos ruedas, minimotos haciendo mortales. Más de andar por casa que el Red Bull X Fighters pero entretenido.

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Lo mejor

Pero lo mejor de Pingüinos son las personas y las motos. La particular flora y fauna que invade durante ese fin de semana el pinar de Puente Duero. Hay de todo. Trails, racing, chopper, Goldwingeros, sidecares, de todo. Viejos, jóvenes. Y eso es lo mejor. La descripción de los diferentes grupos daría para varios post, pero allí puedes ver todo tipo de moteros. Todas las especies juntas en el mismo sitio, alrededor de hogueras y tiendas de campaña. Impresionante. Y muy divertido.

Lo peor

Los 10 euros que vale el pase de día me parecieron excesivos sabiendo que por ello no tienes nada, ni un mísero pin o gorro. Lo suyo es que el acceso de día fuera más barato o por lo menos te dieran un detalle. Hay que tener en cuenta que dentro no hay nada por lo que pagar para ver. Por lo menos si vas durante sólo a pasar el día. El detalle zafio del striptease programado por la organización para la noche del sábado. Vi a bastantes familias, mujeres, padres enseñando a sus hijos con minimotos. No creo que se merecieran algo así.

La vuelta

A las 18:30 llego el momento de la vuelta casa. La noche siempre se nota por el cansancio acumulado y encima llovió con ganas pero a las 21:30 estábamos en casa con más kilómetros y buenas sensaciones de haber vivido una experiencia única. Todavía está la Junta de Castilla y León que tiene que aprobar la localización de Puente Duero, veremos a ver. Pero seguro que el año que viene repito y veremos en qué caballo de acero llego. Este fin de semana, Motauros. Saludos y VSSSSS

13 comentarios en “Pinguinos 2013 en una Honda CBF 250

  1. Javier Carro

    Ole y Ole. Los que hemos ido a Pingüinos tanto de paquetes como pilotos somos de otra pasta! Son esas cosas que no puedes explicar más que invitando a que te acompañen. En cuanto se abra de nuevo la veda para salir habrá q ir a ver la Sierra. V’ss crack!!

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  2. lromeromilans

    ¡¡Qué subidón Pingüinos!! Yo también estuve y me moló mucho el ambientillo. La parte de los puestecillos con ropa térmica, cascos y chupas de moto, el taller portátil y hasta seguros!!

    Muy agradables las vistas con el Duero ahí al lado, aunque según las encuestas molaba mucho también la antigua ubicación de Pingüinos…

    Lo mejor sin duda, los «troncolaris» de la foto que has colgado con
    sus hogueras, las exhibiciones y la diversidad de motos que puede haber ahí, una pasada también. PEDAZO CRÓNICA TE HAS CURRADO CHATO!!!!!!!

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  3. Julián Salado de Julián

    Hola a todos los que leéis este artículo de Jesús Martos. Agradezco sus palabras pues yo también estuve allí en Enero 2013 y ahora, tres meses después y ya en primavera, mi mente se ha trasladado de nuevo al crudo invierno pasado. Efectivamente, haber ido a Pingüinos ha sido toda una experiencia, no sólo por el viaje (que fue inolvidable tanto en la ida como en la vuelta a casa), sino por las compañías y nuevos amigos que he conocido.
    Yo, como era mi primer Pingüinos, no tenía ningún compañero con el que hacer el viaje desde Cáceres, por lo que me decidí buscar uno por internet ¡qué gran suerte esto de internet!.
    He de contar que contacté con quien, tras el viaje a Pingüinos, es un buen amigo y con el que siempre contaré cada vez que vaya a una concentración. Decir que aunque ambos teníamos conocidos en Valladolid, estuvimos los tres días juntos gozando de «la moto» y de las mostos pues hay para todos los gustos: nostálgicos, rudos, pacíficos, agresivos, señoritos, soñadores, atrevidos, niños, jóvenes, cuarentones, viajales y todas esas grandes personas que hacen de la moto una experiencia y un modo de vida.
    Pero es que Pingüinos no sólo te da la experiencia que alli vives y disfrutas, sino que empiezas a disfrutar de tu moto antes del viaje (la moto y la equipación la tenía yo preparada un mes antes de partir hacia Pingüinos) y también después recordando esos días. Prueba de ello es que no he podido resistirme a escribir unas letras cuando he leido el artículo de Jesús.
    Aunque mi experiencia en moto es larga (tego 47 años y tengo moto desde los 18), sin embargo he de decir que soy novato en Pingüinos. Me preguntaréis porqué.
    Ahora, después de disfrutar de esta experiencia, yo también me lo pregunto. No esperéis tanto como yo para saber qué es Pingüinos Un saludo

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