Hola de nuevo, siento el retraso, han sido unos días intensos -explicaciones a pié de página-. Comencemos con la Burgman 400 que probé en el evento Muévete por Madrid en Moto: Por fin ha llegado el momento de subirme a las Suzui. En primer lugar, el maxiscooter cómodo y práctico. Sin pretensiones prestacionales, para el A2 y lo más cómodo: sin limitar.

Llegaba tarde a la prueba… no me gusta llegar tarde -aunque sucede demasiado a menudo…-. Me estaba jugando que me dijeran: «lo siento tío, pero tu grupo salió ya, no hay moto». Pero,  gracias a la amabilidad de los miembros del equipo encargado de los Suzuki Urban Xperience, el error se convirtió en oro puro: una salida sin grupo, con un monitor que conocía mis perversas intenciones para con la Burgman…

Datos técnicos relevantes

Con 34 caballos de potencia, el empuje de su monocilindro de 400cc desplaza casi 200 kg en vacío (197kg exactos). Dispone de 14 litros de depósito. Una vez he dispuesto estos datos para entender de lo que estamos hablando, es el momento de subirse a la moto.

Me vi en una vuelta privada con las ventajas que esta tiene -no le veo inconveniente alguno- que me permitieron poder aprovechar al máximo la vuelta en esta moto.

Y pude comprobar, gracias a esa libertad… que tampoco había mucho que comprobar jejeje. Sin sustos ni sorpresas, la Burgman demostró ser una señora maxi-scooter dispuesta a llevar a responsables trabajadores a su trabajo.

Eso sí, bonita a rabiar. -Dentro de un segmento de mercado que lo tiene muy difícil-.

Toma de contacto

El primero de la tarde, hora de comenzar la faena. Llevo una mochila donde guardo la cámara y un par de historias que no nos importan. Los de Suzuki me propusieron que les dejara la mochila pero preferí utilizar el compartimento de la scooter. Se abre de modo sencillo y caben dos cascos integrales y pico. A pesar de su peso, gracias a su baja altura se hace manejable. El asiento es cómodo y la presencia estética del ‘interior’ es realmente buena. Quiero decir con esto último que realmente te sientes poderoso como escutero en esta Burgman y que la estética está muy lograda en esta renovada urbanita de Suzuki.

Primeras curvas

Saliendo hay que reconocer que no es una scooter estilo SRV, T-Max o, ya puestos, Burgman 650. Es una movilidad puramente funcional sin ese ‘pliqui’ emocional que puede aportar una maxiscooter de mayor cilindrada. De un consumo no tan contenido ni de dimensiones inferiores como cilindradas menores. Es el equilibrio en el reino de las scooters. Estamos en una moto ‘grande’ que corre como una moto de 250. Acelera pronto pero no llega a altas velocidades. Lo dicho, es un utensilio para desplazarse. Tras unos cientos de metros y ya hecho a la moto, coloco los pies hacia delante y disfruto de la comodidad.

Cogiendo velocidad

Salgo a la M-30 y al fin puedo apretar el corto recorrido del puño. Un sonido hosco y poco variable emana del escape. La velocidad aumenta gracias a la transmisión variable y siento seguridad en la circulación. No me siento tan seguro como en una deportiva pero sí entra en ese margen en el que sabes que puedes acelerar y evitar malos momentos entre los enlatados. La protección aerodinámica es bastante correcta, si bien, la amplia pantalla que desvía correctamente los impulsos del aire, no lograba que la mitad superior de mi casco quedara realmente aislada -no creo que esto jamás se logre-. Lo digo por sacarle algún filón negativo. Pero vamos, protege realmente bien y la sensación es como la de ir circulando en medio coche.

Zona de curvas, de medio coche a nave espacial

Llegado a la zona del Pardo, podemos coger algunas curvas. Entiendo que la función de una scooter no es dar ese placer pasional que puede dar una moto pero no por ello puedes un día hacer un viaje o salida para disfrutar de las dos ruedas. Gracias a que era una salida privada y éramos el monitor y yo, él, al ver que le seguía sin problemas -como me reconoció más tarde-. Vio que podía apretar más, así que nos lanzamos con ganas a por las revueltas. En ese momento el medio coche en el que circulaba por la autopista se transformó en una nave espacial. Con la falsa seguridad de estar dentro de algo tumbaba todo el conjunto y tenía esa sensación mágica de ir volando. Quizá el viento en esas situaciones es deseable pero este tipo de moto no lo da. Por otra parte, iba realmente cómodo, frenaba de maravilla y pude hacer algún que otro adelantamiento a pesar de no ir sobrado de potencia.

Despedida

Todos mis lectores saben que no soy forofo de las scooters pero, sabiendo que suponen el grueso de ventas de las marcas de motos les tengo cariño. Es más, me alegro que gracias a eso podamos disfrutar de las motos. Lo ideal sería tener una scooter para moverse por la ciudad y hacer dos o tres compritas. La moto, para la vida. Si quieres una scooter ir seguro, rápido -relativamente-, y contenida en gasto, la Burgman 400 es una opción muy fiable, con recorrido y muchos argumentos positivos.

Volviendo al Suzuki Urban Xperience, volví con la Burgman al lugar. La dejé contento y me dispuse a dar un paseo. Estaba nervioso, la segunda y última de la tarde sería la SFV650 Gladius de Suzuki. La heredera de mi SV. Faltaba menos para el reencuentro. No faltarán las anécdotas en ese día tan raro en el que terminé saliendo en la tele con la Gladius por despiste…

Quien quiera enterarse de la siguiente publicación, ya sabe, la mejor manera es seguir en Facebook las historias de Motos para el A2. 

Nota a parte: 

Tengo un poco abandonado el blog -¡mal!- intentaré currar un poco más jejeje. Lo que ocurre es que entre el TRABAJO, el Máster y el blog… el tercero queda algo relegado… Perdón y a por más!!

Vssss!!

Lee la historia completa de Muévete por Madrid en Moto

1- Sorteos y novedades en Muévete por Madrid en Moto

2- Suzuki Burgman 400 2013 en los Suzuki Urban Xperience

3- Suzuki Gladius SFV650 en Suzuki Urban X-perience, salgo en Telemadrid 😉