
Lo primero que resuena en mi cabeza es aquella frase más que masticada de la película El Caballero Oscuro. Dice así: «¿Por qué nos caemos, Bruce?…Para aprender a levantarnos». Pero, personalmente me gustaría ir más allá de la típica frase emocional Holliwoodiense: ¿Para qué nos caemos realmente? en principio para nada, pero ya que eso a veces ocurre, saquémoslo partido: ¡qué sea para no caernos otra vez! -al menos que no sea de la misma manera-. Y esto, queridos amigos, en moto es algo que no queremos que se repita muy a menudo -opino humildemente-.
A lo largo de este artículo, estudiaremos cinco historias y las analizaremos desde las tres fases que recorremos para poder aprender de una caída en moto. Si no avanzas… no aprendes.
1. Lo primero que llega es la excusa. Impulso.
Lo primero que nos pasa a todos: excusas. Como decía un viejo amigo: «las excusas son como el culo, todos tenemos una». Yo aún no he visto a alguien que nada más levantarse de una caída no tenga la excusa lista. No os preocupéis, es la reacción automática, buscas una explicación a eso que ha pasado y que escapaba a tu control, insisto: nadie quiere caerse a posta.

2. Sí, se podía haber evitado: revive la escena aceptando tus errores. Entonemos la parte más difícil: mea culpa. Virtud: Humildad.
Y ya que hemos hecho un ejercicio de aceptación, vamos a hacer memoria desde dicho punto de vista. Todo lo anterior es cierto, es verdad que había un factor que no controlábamos, pero quedarnos en que la culpa es de un agente completamente externo no nos mejorará como motoristas. Aquí, aunque sea forzado, giremos el foco: culpémonos.

3. Aprende: Sé listo, aprovecha la oportunidad. Racionalidad.
Cuando eres bebé creces gracias a la leche de tu madre. Ahora, que ya no lo eres tanto, las buenas leches siguen siendo una parte fundamental de la nutrición de los mamíferos, así que aprovecha y crece como motorista. Ahora que hemos sido capaces de entender qué ha pasado y qué nos ha pasado, investiguemos, preguntemos, usemos el coco que ya ha visto todas las partes de la realidad del golpe para que no se repita nunca más.

Cuatro ejemplos típicos de caídas y su análisis:
1. Un motorista que circula por la calle, pisa un charco de barro en la curva pierde la delantera y se arrastra.
1 Excusa: obviamente no tiene la culpa, había un charco con barro en la curva y se le ha ido la delantera.
2 Ejercitando la humildad ¿Por qué iba tan rápido? ¿por qué no ha sabido-podido reaccionar al ver el charco? ¿por qué ha soltado gas/frenado con el delante? ¿por qué no ha esquivado…? Y la respuesta en esta fase es: TU CULPA. (Su culpa) Porque es novato, porque no era consciente de lo rápido que iba y no ha esquivado, porque no se acordaba que había llovido, porque no ha considerado que podrían estar regando la rotonta, porque se ha bloqueado debido al susto… Eso es lo que tienes que repetirte si estuvieras viviendo este caso. Detectar qué error has cometido y decir: por eso me he caído. Por mi culpa.
3 Razonando sacando conclusiones: Lo ideal, haberlo antecedido con buena técnica, visto y esquivado. Ser consciente de que es un novato, dejar más margen de pensar, no ir al 80-100% sino al 70%, fijarse en el entorno más.
Si no sabemos qué ha pasado preguntar a un testigo, revisar presiones, buscar en internet por qué pasa eso, preguntar a alguien con más experiencia, etc. Y con todo esto la próxima vez es muchísimo más probable que no ocurra nada.
2. Motorista que circula por carretera, un coche sale de un ceda y le golpea lateralmente derribándole.
1 Excusa: Tampoco tiene la culpa, claro, el loco ese del coche estaría borracho o sería idiota y no sabe usar los retrovisores. Y encima con el cabreo que podemos tener en ese momento quizá tardemos más en analizar la situación buscando nuestra culpa, porque estamos tan encendidos que no podemos pensar en otra cosa a parte de en la familia del susodicho enlatado.
2 Vamos a buscar el mea culpa, ahora que estás en casita con unos hielos en la cadera y con los papeles del seguro -con los que aprovechará para ponerse el Arrow- y dándose cuenta de que, por suerte y en esta historia, no ha sido para tanto el golpe. Que se ponga un coñac al lado de la chimenea y reflexione: ¿Por qué no aceleré/frené cuando intuí que el tío no iba a parar -Porque lo noté-? Por qué no consideré la opción de que el tío se saltara el ceda… ¿Por qué me hice el machito y pensé ‘que se aparte él’? o, ¿por qué estaba mirando las musarañas? ¿Podría haberme cambiado de carril o me asusté y me bloqueé?… etc.
3 Lo mismo, sacar la conclusión racional: a partir de ahora voy a pensar que todos los coches no respetan el ceda, especialmente si percibo que no bajan la velocidad en la incorporación, o, en función del análisis anterior: tengo que darme cuenta que soy el más vulnerable, no tengo que tener miedo a clavar frenos si tengo un susto, tengo que fijarme en los demás coches más y si eso implica ir más despacio, pues lo hago… Y con esto esta historia acaba bien y la próxima vez este motorista estará más preparado par evitar la eventualidad.
3. Esta es un motorista en circuito que toma la última curva del Jarama y llega un loco por detrás -está rodando en rápidos-, le golpea porque se mete por el interior y le hace perder la delantera.
Este quizá sea el caso más clamoroso, la culpa la tiene el loco que viene por detrás, que se piensa que está en Moto GP y no es más que un dominguero flipado con slicks y calentadores.
Sabías que venía por detrás, podías haberte echado a un lado. Podrías haber rodado en medios donde no abundan tanto los descerebrados, podías haber parado antes porque te sentías cansado pero querías apurar esa tanda, podías haberle dejado pasar en la frenada… aquí jode mucho, pero échate la culpa.
Aprende: no me meto en rápidos si no acepto que esto me puede pasar con más probabilidades, si viene un loco, prefiero apartarme; que yo sepa que esto no es Moto GP no significa que todo el mundo tenga la suficiente inteligencia. Pido a mi equipo-amigos del box que me cronometran, que me hagan señas para dejar paso si viene alguien más rápido que yo, etc. .
4. Un motorista de ruta con los amigos que, tras una parada, toma una de las primeras curvas a piñón, abre gas, pierde tracción de atrás y la moto le tira de orejas.
Excusa: Según su primera razón, tampoco tiene la culpa, obviamente, tras la parada el neumático se había enfriado y claro, él está acostumbrado a que su moto reaccione con tracción… y obviamente, se ha caído porque el neumático estaba frío. Muy comprensible. -Y muy escuchada esta ustificación entre novatos, curioso novatos pero ingenieros de neumáticos en el «International GP Circuit de la Cruz Verde»-.
Análisis para culpabilizarse: Por muy frío que estuviera el neumático, el que ha abierto gas como un becerro has sido tú. Y has abierto gas porque el que va primero del grupo te estaba sacando distancia… o porque querías alejarte par demostrar nosequé…. o porque no tienes el suficiente feeling… o no consideraste tras la parada en recuperar la sensación con el neumático y poco a poco volver al buen ritmo. Pero aprende a echarte la culpa.
Propósitos: recuperar el ritmo en las primeras curvas, no hay ninguna prisa por disfrutar de la conducción deportiva. Ser más consciente de cómo abro gas, quizá muy brusco… no tener ese impulso nervioso por seguir a mi colega, a lo mejor él se conoce el camino o equipa un control de tracción de última generación. Dicen que es el indio y no las flechas… pero llega un punto en el que son las flechas y eso es de cajón, luego hay que ser consciente de qué se lleva. Si vas en una tartana sácale partido pero no quieras ir como un avión como el de tu colega.
Despedida
Casualmente mientras desarrollaba este artículo tuve una caída tonta. Aquí en Múnich hay mucha nieve y se tiran dos cosas: 1 sal y otra piedras pequeñas -chinas- al suelo. El caso es que era de noche y en una curva que hago durante todo el año giré y se me fue de delante… a 10 por hora: raspón en el tobillo, intermitente partido, freno doblado y algunos feos en el carenado. Nada más. Aprendido: aunque no haya nieve, hay grava en la carretera. Si no hay luz, todo a cámara lenta en las curvas. ¡Así que me aplico el cuento y la grava no podrá derrotarme de nuevo!